viernes, 30 de diciembre de 2011

Pido esta vez un feliz año.

La inspiración es algo incontrolable, algo voluble que hace su entrada cuando quiere hacerte reaccionar en momentos que sinceramente no esperas. La esperanza siempre estuvo allí, y al parecer solo necesitaba un pequeño empujón para lograr su cometido. A pocas horas que este año acabe, las metas y deseos por hacer en los próximos 365 días son más que evidentes y populares entre los expectantes que añoran con escepticismo que algo sobrenatural pase en sus vidas, que cambie la rutina y se sientan al fin las ganas de vivir. Es normal que un suceso como este sea el que despierte el adormitado interés de escribir en una joven que lo único que anhela, es poder entender que pasó con su lucha irracional de quererte alejar.